sábado, 28 de noviembre de 2009

mi perrita bonita


tan de repente como vino se fue. Dos mese duró en mi casa.

La verdad es que ya sabia que era una raza problematica, muy energica, muy grande y muy lista, pero aun asi cuando la trajo mi hermano recien rescatada, chiquitita liada en una mantita me enamore de ella.

Pero crecio y a un ritmo mayor del esperado. Cada vez necesitaba mas y mas de todo. Mas ejercicio, mas espacio, mas cuidados etc. Y cuando comence con las practicas en la universidad yo ya no podia ayudar a mis padres con ella. Con todas estas cosas es normal que mis padres no pudieran mas (de hecho yo tambien estaba agotado) y optaron por devolverse la a mi hermano.

Se que es la mejor opcion, pero aun asi me siento mal cuando me levanto a las 6 y media y no la tengo en la puerta de mi cuarto esperandome para que la acaricie antes de entrar al baño, cuando no tengo que ir encendiendo luces para no pisar sus meados, cuando no hay nadie que venga a despedirme o a darme la bienvenida cuando cruzo la puerta de mi casa...

Pero bueno, mi hermano se la a vendido a unos vecinos suyos que tienen otros tres perros. Por lo que me ha dicho son buena gente y cuidan mucho a sus perros, viven en la misma hurbanizacion que mi hermano, asi que la tendra localizada para ver que la cuidan bien y eso. Ademas con otros perros en la casa podra jugar y estar feliz y son esas cosas las que me alivian y me aferro a ello para sentirme mejor, porque me hace sentirme mal el pensar que si hubiera tenido mas tiempo para darle podria haberse quedado en mi casa.


la echo de menos